El remordimiento no me deja pensar y siento que me quemo. Pero no importa, es lo que tiene el tiempo...que todo se olvida. Aún así, me quemo. Quiero volver atrás el tiempo y hacer lo correcto, o incluso, no hacer nada. Quiero echar hacia atrás las horas y recomponer mis mejillas, rotas y rojas por este sentimiento. Juro no repetir, juro no sentir, juro no caer a sus pies,pero es que no puedo. Me afecta a mí y sólo a mí pero me centro en el instante en que cometí el acto. Resucito el recuerdo de entre los ficheros de mi memoria y el calor azota mi cara, por momentos siento pena y me avergüenzo. Pero el tiempo pasa y no se detiene, ni juega a mi favor. Sigue insondable, y a mí me hace falta un control remoto que me ayude a administrarlo, pero es que no lo tengo. Simplemente hago de una montaña un grano y viceversa, y me cuestiono si es cierto que el hecho tiene importancia o no la tiene...da igual. Lo hecho, hecho está. Entonces me giro a la ventana y miro el cielo.
Todavía me quemo.
tenes razon, muchas veces hacemos de un grano una montaña de arena...mas bien se sentimientos, verguenza,remordimiento entre otras cosas.
ResponderEliminarcariños nena.
Equivocarse tiene un precio...orgullo herido y vergüenza,...y hay veces que pesan más que el aceptar que no somos perfectos, y quema. Aún así,de esas montañas hay que sacarle todo el aprendizaje que se pueda.
ResponderEliminarBaiser
y recuerda, en boca cerrada no entran moscas.